martes, 18 de marzo de 2014

COMPLEJO DE EDIPO





Jacques Lacan


Jacques Lacan psicoanalista francés. Originalmente entrenado como psiquiatra, trabajó en la década de 1930 a 1940 con pacientes psicóticos; en 1950 empezó a desarrollar su propia versión del psicoanálisis, basado en las ideas articuladas de la lingüística estructuralista y la antropología.

En el complejo de Edipo,
Jacques Lacan lo reconstruye en varios aspectos esenciales. Lacan destaca que Freud se basó en un mito, es decir no en un hecho, sino en una ficción, en algo que ocurre no en la esfera de lo real, sino en el ámbito de lo simbólico, es decir, en algo que sucede en el lenguaje. Para Lacan el padre que juega un papel en el complejo de Edipo no es un padre real sino que es una función: la función paterna,  un lugar en la estructura que puede ser ocupado por otros representantes, no necesariamente el padre real. Lo que resulta relevante para Lacan es la ficción de una instancia que representa la ley (es decir la prohibición del incesto). 

Lacan denomina a esta instancia el Gran Otro y puede estar asumida por diversas figuras de la autoridad (jueces, policías, maestros, profesores, clérigos, etc.). Es el momento de la subordinación del niño a esta instancia lo que permite su entrada en el orden de lo simbólico, es decir del lenguaje, del discurso del mundo social y de sus normas. Para Lacan la salida del complejo de Edipo es entonces la renuncia a la madre y el comienzo de los intentos de llenar ese lugar estructural de la falta con otros «objeto causa del deseo» (también denominado «pequeño otro» u «objeto a»).

Al comienzo de la vida el niño está a merced de la madre; depende de ella en todos los sentidos y es incapaz de entender las razones de su conducta. Por maravillosa o cruel que sea su madre, el niño siempre se formulará esta pregunta que le incumbe hasta el tuétano: 

¿qué es lo que quiere?
¿Por qué se va ahora de la habitación?; ¿por qué me da el biberón en este momento?; ¿por qué hoy me aprieta o me sostiene apenas?; ¿por qué a mi hermana la deja irse a dormir más tarde?

Todas estas cuestiones pueden preocupar al niño, y la respuesta que se da constituye una parte decisiva del complejo de Edipo. Apuntemos que algunos niños, por el contrario, no se formulan estas preguntas, por la simple razón de que no tienen espacio para serlo: la madre está con el hijo constantemente y no deja que se evoque en él la dimensión de la ausencia o falta. El niño no cuestiona el deseo de la madre porque, en cierto sentido, él la satura como objeto; a ese objeto se reduce toda la existencia de ella. Si la madre revela que su vida no se reduce totalmente al niño, las cosas cambian. El niño se ve ante una serie de interrogantes sobre los movimientos y caprichos de la madre. 

 

Lacan argumenta que una operación liga todos estos enigmas acerca de la madre con una significación precisa: la del falo.

Melanie Klein ya había dicho que de todos los objetos que el niño sitúa en la madre, hay uno especial, privilegiado: el pene del padre. Con su teoría del falo, Lacan dio una nueva fomulación a esta idea.

Deseo algo que no es idéntico a mi hijo, sino que está más allá de él. Yo no ocupo un lugar en este deseo, pero no lo saturo ni lo lleno por completo.

Siempre hay algo que está más allá del hijo, a lo que se dirige el deseo de la madre. Para Lacan es el falo, algo inalcanzable para el niño y que supera su capacidad de encarnarlo.

 Complejo de castración

Lacan pone el tener del lado del hombre y el ser del lado de la mujer. Ser el falo quiere decir, en este contexto, ser un significante -lo cual explica, por ejemplo, la disfrazarse que según Joan Rivière es un rasgo característico de la feminidad.
 
Importa distinguir por lo menos dos concepciones distintas del falo en las obras de Lacan de la década de 1950.

Primero, como objeto imaginario, una falta imaginaria que puede circular y en la cual se basan a menudo los juegos sexuales de los niños.

Segundo, como significante, símbolo del deseo, que nada tiene que ver con la cuestión de tener o no tener un pene. Es literalmente un símbolo, que represente el goce perdido al atravesar el complejo de Edipo.

 


Al  final el Edipo determinara en el sujeto:

  • Tipo de elección de objeto.
  • Identidad sexual: masculina o femenina.
  • Posición frente al deseo.
  • Estructura clínica: neurosis, psicosis o perversión.
y en fin, todo lo que cada uno es como sujeto.










Fuente:
Leader, Darian, Groves, Judith, "Lacan para Principiantes", Era Naciente, 1995.


 


















 








No hay comentarios:

Publicar un comentario